3/2/08

¡Oh!, Reina

En esa tierra donde las leyendas surgen de entre las frondosas ramas de los árboles; donde los ríos cuentan historias en un infinito renglón de gloria y virtud, y las gentes escuchan atentamente las sabias lecciones del tiempo.

En esa tierra donde reinas desde tiempos inmemoriales con reconocida misericordia, con templanza de acero, con palabras que evocan tranquilidad y sosiego; quisiera ser un condenado más a tu sentencia.

El trono pétreo donde descansa tu figura aletargada entre sueños aterciopelados de color púrpura, es el bastón de tu apesadumbrada resistencia a los siglos.

Tu mirada de cristal refleja el cielo que observas a través de vidrieras de olvido y melancolía por tiempos pasados, en los que el sol salía de tus labios y se ponía entre tus dedos, ocultándose sonrojado tras la firmeza de tu piel, ajada ahora por el inevitable paso del tiempo.

Un momento de lucidez despierta en tí un sentimiento doloroso. El abismo de dos oscuras gemelas retrata la decadencia de todo aquello que te rodea. Los ecos de viejas hazañas, escritas con tinta carmesí en las paredes, renacen para inundar tus mejillas, en el momento en el que un susurro en tus oídos dice que ya ha llegado el tiempo de olvidar.


E.S.S.E.E.C.
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