Se sentó. No pudo encajar la noticia con entereza. Nunca fue fuerte. Quiso saber cómo lo había hecho. Lloró. Su rostro desencajado era reflejo de su corazón en añicos. No se lo esperaba, no ahora. Ayer todavía había hablado con él. No pudo leer entre lineas... no sabía si había un "entre lineas"... Él siempre actuaba de la misma manera; ¡Deja de decir estupideces maldito!. Recordó cuánto bromeaba sobre el tema con su cara siempre seria; la cara que ahora no podía quitarse de la mente, la cara del hombre al que tanto había amado y que nunca más volvería a ver.
E.S.S.E.E.C.
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13/5/08
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