Me arrepiento de tantas cosas que hice en el pasado... Tal vez esta sea la última, no lo sé.
Nadie lo sabrá.
Siento no haber aportado nada más que lo que soy. Que lo que fui.
Son muchas las cosas que se le pasan a uno por la mente en un momento como este, relaciones con personas, amigos y conocidos, familia, risas y lágrimas derramadas en vano. Sorprendentemente todas ellas adquieren un estúpido matiz trivial, recuerdos vacuos sin más consistencia que la de un mero recuerdo. ¿Tan insignificante ha sido mi existencia? Carentes de todo significado, ahora surgen palabras que debí de haber dicho en su momento, intenciones que se quedaron en actos en potencia, lazos sueltos que cayeron al suelo y fueron pisoteados por cualquier zapato que quiso ser más que yo y lo consiguió.
Las despedidas son siempre difíciles, aún en el viaje más esperado.
He querido y he odiado, como cualquier otro. A los que he querido y querré les pediré que no me tengan en cuenta mi marcha y que todo les vaya siempre bien. A los que he odiado, que no tengan la suerte de partir cuando quieran.
Solo yo tengo la última palabra sobre mi vida, y ésta ya se ha escrito en el libro de mi historia.
Adiós.
E.S.S.E.E.C.
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6/2/08
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2 comentarios:
Cada palabra, la he sentido hoy como un gancho afilado que me sesgaba un alma que creía perdida hace tiempo. Y mi corazón se resintió: taquicardia, parón y taquicardia otra vez. Porque si tuviese que pedir tres deseos, el tercero sería, sin duda, carecer de sentimientos que no fuesen hacia mi mismo. ¿Egoísmo? Por supuesto.
Por desgracia están ahí, y éstos me influyen día a día, casi siempre provocando estados negativos en mi. Pero los setimientos, como las personas, se pudren. He aprendido que cuanto menos los uses más se pudren todavía hasta que al final sólo eres una máscara, de drama, de comedia, de odio, de risas, de llanto, de felicidad; pero una máscara, sólo eso. Ves a la gente como sombras difusas que se retuercen llevadas por sus sentimientos y que se rien a carcajadas, se rien...lo hacen porque te ven como parte de ellos. Que ellos te aportan algo que te llena a cada instante como si se tratara de un vaso de cristal. Te rodean de sentimientos mientras te vas llenando. Pero ellos son sombras y yo sólo un vaso mojado por fuera.
¿Por qué condenarme yo y no ellos?
Ellos están, sí, pero no son. Sin embargo Yo soy y estoy.
Ahora las sombras siguen moviéndose a Mi alrededor: corren, saltan, bailan...y sienten. Y entre todas ellas hay una muy especial. Una sombra que un tiempo atrás fue vaso vacío, como Yo. Entre los dos alumbrábamos tanto que todas las sombras se desvanecían. Pero ese vaso un día dejó de refractar luz y se unió a las demás sombras. Ahora ya no lo distingo. Se mezcla con las demás al moverse con ellas, porque también siente. Y sus lágrimas impulsadas por el odio Me salpican y Me mojan por fuera y también consigue que muchas de ellas caigan dentro.
Tu destino no lo está decidido...
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